domingo, 23 de diciembre de 2012

Turrón crudivegano de almendra y coco



Si me descuido dejo este turrón para semana santa. Tanto da ¿no? Si es que aquí la que escribe es el espíritu antinavideño hecho persona. Eso no quita que se puedan comer los dulces navideños, el comer por el placer de comer, ya se sabe...

El otro día en clase de bromatología, Ana, la profesora, nos explicó como hacer un turrón crudivegano. Con alguna modificación, ayer lo preparé en casa y ha sido todo un éxito. No confundamos crudivegano con bajo en calorías, imposible con los ingredientes que se usan en este turrón, pero sí que es apto para quienes tomen poco azúcar.
Vamos a ello, a ver si alguien más se anima a hacerlo.

100 grs. de almendra cruda molida
100 grs. de coco rallado
100 ml. de aceite de coco
40 ml. de zumo de naranja
60 ml. de sirope de ágave
Pistachos picados

En mi caso compré almendras sin moler y las trituré en la picadora. No pasa nada si no quedan muy picadas.
En el caso del aceite de coco, en verano está líquido pero en invierno, con las temperaturas más bajas, está sólido. Se puede deshacer al baño maría o bien, si están los radiadores encendidos, basta con poner el bote encima. Trucos que se van aprendiendo...

En un bol se mezclan las almendras, el coco, el sirope de ágave, el zumo de naranja y el aceite de coco. Para comprobar que la masa es consistente, basta con coger un puñadito en la mano, hacer una bola y si no se desmonta, está listo. Si se deshace, se echa un poquito de agua templada y se vuelve a mezclar bien.
En un molde para hacer plum cake o pan de molde, se pone una tira de papel film grande: habrá que envolver el turrón del todo con el papel. Se echa la masa encima y se va aplastando con una cuchara para compactarla. Los pistachos, una vez picados en un mortero para que no queden demasiado triturados, se reparten por encima. Se pasa el papel film por encima del turrón y se aplasta para que los pistachos enganchen bien.
Ya solo queda dejarlo en la nevera unas tres horas. Tras esa estancia en la nevera, se puede conservar fuera, a temperatura ambiente, a no ser que estemos a 30 grados...

Y con esto y una copa de cava os deseo felices fiestas y...

¡Buen provecho!

domingo, 16 de diciembre de 2012

Arroz mar y montaña vegetariano



Sí, sin bichitos. Así fue el arroz que hice hace una semana, mar y montaña vegetariano. Nada como la paella de pescado y marisco que hace mi madre pero no todo el mundo quiere comer seres vivos que han tenido ojos (porque no hay que olvidar que las plantas también son seres vivos).

Ya hacía días que no comíamos arroz y teníamos en casa setas shiitake deshidratadas y algas así que tocaba experimentar. Todavía no hay algas en este blog, un gran error puesto que tienen muchos beneficios sobre la salud: diuréticas, anticelulíticas, recomendadas contra hipertensión arterial, contra el estreñimiento, contra la caída del cabello o para fortalecer huesos y uñas. Un complemento perfecto para dietas vegetarianas. Una maravilla.

Volviendo al arroz de hoy, ¿qué necesitamos?

4 vasos de arroz bashmati
10 vasos de agua
1 cebolla dulce
300 grs. de setas shiitake deshidratadas
200 grs. de algas, a poder ser variadas
Aceite de oliva
1 vaso de vino blanco para cocinar
Sal
Romero
Pimienta negra

En una olla se pone a calentar el agua, a fuego lento puesto que vamos a tardar en usarla.
En una cazuela de barro, con una cucharadita de aceite, se pone a pochar la cebolla cortada en trozos pequeños, casi picada.
Al cabo de cinco minutos se agregan las setas previamente hidratadas (seguramente dos o tres horas de hidratación) y el vino. Se dejan tres minutos y se añaden las algas previamente hidratadas (no más de cinco minutos) y escurridas. Dos minutos y se echa el arroz.
Se mezcla bien todo y se deja al fuego cinco minutos sin dejar de remover. Se agrega sal, pimienta negra, romero y cuatro cucharones del agua caliente.
Es bueno tener el agua a fuego muy bajo al lado de la cazuela, de esta manera no se rompe la cocción con agua fría. Se remueve y se deja cocer. Cuando veamos que va secándose, se va agregando agua. Es posible que no se use toda el agua, lo normal es que tarde en hacerse una media hora aunque lo mejor es ir probando el arroz. Eso sí, nunca tiene que quedar seco.
Tras media hora de cocción, se aparta del fuego y se deja reposar diez minutos tapado con papel aluminio.


He de decir que el arroz se asentó por lo que al día siguiente de hacerlo estaba todavía más bueno. Se me ocurren muchas más verduras para este plato pero muchas veces lo sencillo es mejor.

¡Buen provecho!

 

domingo, 9 de diciembre de 2012

Cuscús con pesto y mozzarella



Todavía quedaba cuscús en un paquete que abrí hace meses, menos mal que tarda en caducar... Y de repente se me antojó. El problema es que ultimamente ando en metida en varios saraos así que no tengo tiempo para estar horas en la cocina. Pero un antojo es un antojo así que no hay que ignorarlo.
Y por ello dejo aquí una receta con cuscús que se puede preparar en, como mucho, 15 minutos. Prometido.

300 grs. de cuscús
300 ml de agua
1 bola de mozzarella fresca escurrida
1 puñado de piñones (vale, 20 piñones)
Albahaca, puede ser fresca o seca
20 grs. de mantequilla 
Aceite de oliva virgen extra
Sal

Se prepara el cuscús. En todo paquete se indica como se prepara pero por si acaso, lo explico en pocas palabras. Basta con poner el agua a calentar con un poco de sal y un chorrito de aceite. Cuando hierva, se aparta del fuego, se añade el cuscús, se deja tres minutos. Pasado este tiempo se añade la mantequilla y se vuelve a poner al fuego otros 3 minutos sin dejar de remover. Se vuelve a apartar del fuego porque ya está listo.

Mientras hierve el agua se puede preparar el pesto y el queso. Por una parte, en un mortero se pican los piñones y el albahaca añadiendo un buen chorro de aceite. Por otro lado se corta la mozzarella en dados.

Volviendo al cuscús, en cuanto esté listo se añade el queso y el pesto y se mezcla bien.
Ya está, no hace falta nada más. Con este plato se quitan los antojos de una manera sana.

¡Buen provecho!

 

martes, 4 de diciembre de 2012

Conejo a baja temperatura: la versión modesta del cochinillo



Lo primero que tengo que hacer hoy es un aviso a los transeúntes que pasen por aquí. Es el mismo aviso que le haré a mi cuñada en cuanto publique esta entrada: sáltatela. Y al resto de mortales e inmortales, si os parecen entrañables los conejitos y os recuerdan a Tambor de Disney, esperad a la siguiente entrada, se os quiere pero esta receta no os va a agradar.

Evidentemente no queda la misma textura que el cochinillo a baja temperatura, sobre todo porque el conejo no tiene la capa de grasa que tiene el animalico más famoso de Segovia. Espectacular queda el cochinillo que hace mi suegra. Y habiendolo probado, tenía que hacer la versión modesta: conejo a baja temperatura.
Bueno, modesta en parte porque lleva una buena cantidad de aceite de oliva, que no es tontería en el bolsillo. Eso sí, merece la pena. Nada que ver con el conejo hecho al horno sin más.
Esta receta lleva más tiempo pero no más trabajo y con ella se consigue una carne mucho más tierna y jugosa. Si es que es tan sencillo...

1 conejo
4 dientes de ajo
Tomillo
Romero
Pimienta negra 
Sal
Aceite de oliva virgen, pero no hace falta que sea Extra


En una cazuela de barro, se pone el conejo cortado en cuatro trozos previamente untados con una picada hecha con los dientes de ajo, el tomillo y la sal. Se tapa la cazuela con papel film y se deja fuera de la nevera unas dos horas.
Transcurrido este tiempo, se quita el papel film, se echa pimienta negra por encima, se cubre el conejo con el aceite en la misma cazuela y se echa una buena cantidad de romero. Se mete en el horno a 70º y ahí lo olvidamos durante tres horas. Sí, tres horas así tranquilamente.
Vale, esta receta puede ser una excusa perfecta para pasar una mañana totalmente casera...


Volviendo al conejo, al cabo de las tres horas se saca del horno. Lo bueno es que se puede preparar con antelación y, justo antes de servirlo, se saca de la cazuela de aceite, se deja escurrir un poco y se pone en la bandeja del horno. Se mete durante 10 minutos en la parte alta del horno en modo grill. De esta manera se vuelve a calentar el conejo y se le da color por fuera.
Y no hace falta mucho más, solo la guarnición que se quiera añadir. Yo opté por unas patatas asadas, aprovechando el horno caliente, acompañadas de allioli.


La próxima vez que vayáis a hacer conejo, si tenéis tiempo, no dudéis en probar esta opción, es la versión gastronómica de tomarse la vida con calma y tranquilidad...

¡Buen provecho!

 

sábado, 1 de diciembre de 2012

Los endulzantes nos rodean pero... ¿todos para bien?



Esta semana, estando en la cafetería del trabajo, me fijé en una chica que sacó su botecito de sacarina. Cuando vi que echaba dos "bolitas" y seguía, me puse a contar: 3, 4... 8... ¡¡10!! "Eso no es ni café ni dulce ni nada, es puro sabor a sacarina" pensé. ¡Y qué mal sabe la sacarina! Por no hablar de lo poco beneficiosa que es para el cuerpo.
Bueno sí, vamos a hablar de ello, más bien de los endulzantes que tenemos a nuestra disposición. No hablo de los alimentos que contienen el sabor dulce como, por ejemplo, los pimientos, no, hablo de los puros endulzantes utilizados en repostería o con el café o té.

Para empezar ¿se sabe lo que es el índice glucémico? Pues tan sencillo como la concentración de glucosa en sangre. Lo saludable es un índice rondando los 80 mg/dl: por debajo podemos tener una hipoglucemia y por encima una hiperglucemia. Ninguna de las dos opciones es buena.
También en los alimentos se mide el índice glucémico: el que nos aporta cuando los ingerimos. Lo hay bajo (0), medio (35) y alto (70). ¿Qué nos conviene? Por supuesto el bajo o, como mucho, el medio. Aunque también hay calidades... Vamos a ello.

Endulzantes de índice glucémico bajo

Stevia
Ultimamente se habla mucho de los beneficios de la planta stevia pero los endulzantes que se venden solo son para eso, para endulzar. Lo bueno es que es natural y con un índice glucécimo cero, por lo que los diabéticos lo pueden tomar. Yo siempre llevo en el bolso una botellita con cuentagotas en el bolso, para los cafés que tomo fuera de casa. Se encuentra en herbolarios y en las ecotiendas.

Fructosa
Pura química, sin más. Cierto que no añade glucosa a la sangre pero yo solo la veo para postres de diabéticos y aun así, mejor moderar su consumo. A más químico, menos nutrientes asimilables por el cuerpo humano. Escalofríos...

Endulzantes de índice glucémico medio

Sirope de yacón
Muy sano, se extrae también de una planta aunque tiene un pero: encontrarlo es una odisea. Solo decir que yo todavía no lo he podido catar.

Azúcar de coco
El que uso en casa para café, yogures e infusiones. Sabe bien, es sano y se extrae del coco. ¿A qué parece raro? Es difícil de encontrar pero en Madrid lo he encontrado en la ecotienda La canela.

Melaza
Ya no se trata de endulzar bebidas, el uso va más allá porque las melazas se obtienen de la cocción lenta de cereales, arroz, cebada, etc por lo que aportan sabores característicos. Rica en minerales pero también en químicos de la obtención del azúcar. Personalmente me cuesta encontrar usos para este alimento.

Sirope de arce
Muy conocido por la famosa dieta (más bien ayuno que confieso haber hecho hace años) del sirope de arce. En ella se usa por su alto contenido en minerales. Sabor demasiado potente a mi gusto y tampoco es muy natural por los métodos de extracción (para obtener un jarabe hacen falta 40 litros de savia...).

Jarabe de manzana
Otro sirope, este proviene del zumo de manzana evaporado.

Sirope de ágave
No, no es tequila aunque proviene de la misma planta. El problema es que el proceso de obtención no es muy natural. Yo lo uso en postres, como el brownie crudivegano.

Endulzantes de índice glucémico alto

Miel
Empiezo por el más natural. Tiene menos minerales que el azúcar integral de caña pero aporta ácido fórmico por lo que es broncodilatador y antiséptico. Fantástico remedio natural, sobre todo en invierno.

Azúcar integral de caña (o Panela)
¡Atención! ¡No confundir con el azúcar moreno! Luego explico la diferencia. Azúcar integral de caña se encuentra de dos tipos: el que es como arenilla y el que aparece cristalizado (más aspecto de azúcar convencional).
El que es como arenilla se obtiene por liofilización, un proceso de congelación que conserva los minerales y las vitaminas de la caña de azúcar. Esto es bueno bueno. Sin embargo la cristalizada se obtiene por calentamiento, de ahí su aspecto cristalizado. Por ese calentamiento pierde los nutrientes.
Conclusión: la que tiene aspecto de arenilla es mejor. Yo la uso en repostería.

Azúcar moreno
No, no es lo mismo que el anterior. Más barato sí, pero es sencillamente azúcar mezclado con melazas. Mejor que el azúcar blanco pero menos de lo que se piensa.

Azúcar blanco
Es azúcar de caña refinado: otra vez pura química. Además solo le veo consecuencias negativas: hiperglucemia, desmineralización, dibetes, estreñimiento, problemas inflamatorios, alteraciones emocionales... vamos, que paso de este.

No sé si he aclarado algo, si he aportado algo nuevo o si he liado más la idea de los endulzantes.
En mi caso lo que uso es:
  • Stevia para tomar fuera de casa.
  • Azúcar de coco en casa.
  • Sirope de ágave y azúcar integral de caña (como arenilla) en cocina, sobre todo repostería.

Y pensar que hace medio año usaba el azúcar blanco y el azúcar moreno sin pensarlo...

¡Buen provecho!