domingo, 28 de abril de 2013

Champiñones y guisantes sobre crema de calabaza



Me encanta poner nombres largos a recetas cortas y sencillas. Suena a receta de cocina de autor. Autor tiene pero es una receta de andar por casa, estupenda pero que se puede hacer con poco esfuerzo. 

Ingredientes cocidos al vapor. Cada vez me gusta más cocinar así, no se abusa del aceite, la cocción es rápida y se conservan mucho más los nutrientes. Al no disponer todo el mundo el cestillo para cocinar al vapor, daré una versión alternativa. 
Como siempre, si no digo lo contrario, las cantidades son para dos personas. 

200 grs. de calabaza ya pelada 
1 cebolla 
200 grs. de champiñones frescos 
150 grs. de guisantes frescos pelados 
Aceite de oliva 
Sal 
Agua 

Se llena la olla hasta la mitad con agua y se pone a calentar a fuego fuerte. Mientras tanto se pelan calabaza y cebolla y se cortan ambas a trozos pequeños para cocerlas en menos tiempo. Cuando el agua hierve, se pone el cesto encima, cebolla y calabaza dentro y se tapa. Se baja el fuego y se deja cocer, como mucho, 15 minutos. 

Pasado este tiempo, sin apartar la olla del fuego, se quitan los alimentos cocinados del cestillo y en su lugar se ponen los guisantes y los champiñones lavados y troceados al gusto. Se tapan y se dejan 10 minutos. Eso si gustan algo duritos como es en nuestro caso. Como siempre, todo es probar. 

Mientras cuecen, se trituran la cebolla y la calabaza, añadiendo un chorro de aceite y sal al gusto, teniendo en cuenta que los champiñones y los guisantes no se van a salar. El espesor también depende de cada cual, si se quiere una crema más líquida basta con añadir agua. Yo añado un cucharón nada más. 

En platos hondos se pone la crema como base y por encima los guisantes y los champiñones. 

¿No podemos cocinar al vapor? Pues se cuecen en agua la calabaza y la cebolla. Champiñones y guisantes se saltean en una sartén con un chorrito de aceite. 


Sencillo ¿verdad? 

Delicioso el ir mezclando los ingredientes y es una receta para todo el año: con frío la crema caliente y con calor la crema templada o incluso tirando a fría. 

¡Buen provecho!

sábado, 20 de abril de 2013

Crema catalana ¿por qué he esperado tanto?


Eso me pregunto yo, ¿por qué he esperado tanto? En escribir, lo puedo explicar, tenía que terminar de preparar el regalo de cumpleaños de mi contrario, maratón de ganchillo que he tenido esta semana. 
¿Por qué he esperado tanto en hacer crema catalana? Simplemente porque pensaba que era más difícil. Todo lo contrario, es tan fácil que creo que una vez al mes nos la vamos a conceder, no más que no hay que abusar... Creo que cuando veáis la receta, también os apuntaréis. 

Con las cantidades que indico hice dos platos grandes como postre de cumpleaños pero como postre habitual, saldrían cuatro raciones. 

1/2 litro de leche 
4 yemas de huevo 
70 grs. de azúcar + azúcar para quemar por encima 
20 grs. de maizena 
Ralladura de la piel de un limón 
Canela en rama 

Para la crema he usado panela (azúcar de caña en forma de arenilla) y para caramelizar por encima, he optado por azúcar integral de caña cristalizada. Cada cual que use el azúcar que prefiera. 

A fuego lento se pone a hervir la lecha con la ralladura de limón y la canela. Mientras tanto se mezclan bien las yemas, el azúcar y la maizena. Cuando hierve la leche, se aparta del fuego y se cuela poco a poco sobre la mezcla de yemas, azúcar y maizena. 
Se mezcla todo y se vuelve a calentar a fuego lento hasta que espese. El fuego bien bajo para evitar que salpique antes de espesar. En cuanto espese se aparta del fuego y se reparte en platos, tarrinas o los recipientes en los que se vaya a presentar. 
Se deja enfriar, haciendo así que espese mucho más. Justo antes de servir se echa una capa de azúcar por encima y con un quemador o un soplete se quema... no diré nunca que se pruebe con mechero, soplete o lanzallamas, no me hago responsable de los experimentos que cada cual haga en su casa. 

Os dejo con una foto de Hans, el resultado de mi particular maratón de ganchillo y regalo de cumpleaños para mi contrario. 
Hans, el nuevo miembro de la familia
¡Buen provecho!

viernes, 12 de abril de 2013

Quinoa guacamoleada

¿Veis como tiene que quedar la quinoa cocida?

Cada vez son más los días en los que no sé que hacer para comer, es lo que tiene saber cada día un poco más sobre nutrición: quiero seguir tan bien las pautas de una alimentación correcta que se me bloquea la neurona. 
En teoría las proteínas deberían dejarse para la cena puesto que así se utilizan mientras se duerme para mantener o reparar nuestro organismo. En cambio, los hidratos de carbono tendrían que ocupar gran parte de desayuno y comida. El problema es que las proteínas están por todas partes así que a mediodía acabo combinando... Cuando me da por explicar mis problemas me pierdo. 

La cuestión es que busco los hidratos por todas partes para no hacer las comidas muy repetitivas y, aunque parezca mentira, la quinoa ha sido un descubrimiento de hace pocos meses. 
No tiene un sabor espectacular, ni bueno ni malo, pasa bastante desapercibido. Lo que sí tiene la quinoa es que es un superalimento que contiene todos los aminoácidos esenciales por lo que incorporarla a nuestra dieta es una muy buena opción. 

Para darle alegría a un plato de quinoa hay que compensar con ingredientes de sabor más potente como puede ser una salsa similar al guacamole. Unas líneas más abajo entenderéis porque digo que es similar... 

150 grs. de quinoa (para dos personas) 
Agua 
1 aguacate 
1 tomate 
1/2 cebolla 
Nueces picadas 
Aceite de oliva 
Sal 

Lo primero es cocer la quinoa, lo cual tiene su truco. 
Se pone a hervir el agua, el doble que quinoa: es decir, si los 150 grs. ocupan un vaso, se ponen a hervir dos vasos de agua. Al agua se le añade sal y cuando hierve se echa la quinoa y se baja el fuego. 
En unos 10 o 12 minutos debería estar lista ¿cómo lo sabemos? Un truco muy sencillo: cuando de cada granito haya salido una especie de rabito dando la sensación de que es un ojito. En la foto se puede apreciar... 

Mientras hierve el agua y cuece la quinoa, se prepara la salsa. 
En una sartén se echan unas gotas de aceite y cuando esté caliente, se baja el fuego y se pocha la cebolla picada. Tras cinco minutos se echa el tomate picado y sal y, pasados diez minutos, se añade el aguacate cortado a trozos pequeños. Cinco minutos más y se retira. Se tritura pero solo un poco para que se noten los trozos de aguacate. A esta salsa se le añaden las nueces y se mezcla bien. 

Para emplatar solo hace falta escurrir la quinoa y echarla en un plato junto con la salsa. 

Si gustan los platos picantes, a la salsa se le puede añadir guindilla dando una sensación más parecida todavía al guacamole. De cualquier manera, sencillo y nutritivo. 

¡Buen provecho!

sábado, 6 de abril de 2013

Galletas de avena y chocolate, antojo sano

Las galletas definitivas... hasta el momento

Puede sonar extraño decir que son sanas pero creo que son lo más sanas que se pueden hacer estas galletas... hasta el momento. 

Hace un año usaba azúcar blanco en los dulces, pasé a azúcar moreno, azúcar integral de caña y he llegado a la panela. Para quien no lo sepa, la panela es azúcar integral de caña pero en arenilla puesto que no se obtiene por calor si no por iofilización (proceso de frío). 
De harina blanca he pasado a harina integral y, en caso de usar la blanca, de la del país, la que se obtiene en los pueblos casi directamente del molino (casi porque hoy en día no se consigue casi nada directamente...). 
Esta receta la hice por primera vez con mantequilla pero luego probé a hacerla con aceite de oliva, mas o menos a ojo... ahora he conseguido hacerla con menos aceite todavía. 
En cuanto a los copos de avena, ahora uso los pequeños, más fáciles de manejas que los grandes. 

El resto de ingredientes los he ido variando a medida que volvía a hacer las galletas, sobre todo reduciendo algunas cantidades y manteniendo otras, el resultado es excelente, no porque yo lo diga si no porque mi catador particular así lo ha certificado. 

Las primeras que hice, con mantequilla y solo unas pepitas por encima

90 grs. de harina integral 
80 grs. de panela o azúcar integral de caña 
100 grs. de copos de avena 
1 huevo 
50 grs. de aceite de oliva (u 80 grs. de mantequilla) 
1/2 sobre de levadura seca (todavía tengo que experimentar con bicarbonato...) 
1 pizca de sal 
Pepitas de chocolate negro al gusto 

En un bol grande se bate el huevo solo hasta que clara y yema queden mezcladas. 
Se añade el azúcar y el aceite y se remueve bien. 
A esta mezcla se le agrega la harina y la levadura cuidando que no hayan grumos al echarlas. Se mezcla hasta que quede todo integrado. 
Se incluye la sal y la avena y se vuelve a remover hasta que quede todo homogéneo. 
Es en este punto cuando se añaden las pepitas de chocolate, así se pueden ir echando y removiendo hasta que no se quiera más chocolate. Es mejor que el chocolate esté en pepitas o trocitos que rallado, para poder encontrarlo al morder. 

En la rejilla del horno y sobre papel vegetal, con ayuda de una cuchara y una lengua de silicona, se reparte la masa en bolas que se aplastan dando forma de galleta. Si se quieren aplastar con las manos, primero se deben mojar (y lavar, claro) para que no se peguen. Yo las aplasto con la lengua de silicona... No hay que juntar mucho las galletas porque luego crecen. A mi me da para dos hornadas, dependiendo del tamaño unas 12 galletonas. 
Volviendo al horno, previamente calentado, se meten las galletas 14 minutos a 170º, pero ya depende, como siempre, del horno. Al sacarlas se pasan a una rejilla y se dejan enfriar. Calientes están blandas pero al templar endurecen. 

Desde que las hice la primera vez no han faltado en casa, están demasiado buenas y son mucho más sanas que la bollería industrial. Además la avena sacia y es un hidrato de absorción lenta por lo que aporta energía a lo largo de las horas siguientes, evitando un subidón repentino. 

¡Buen provecho!