viernes, 22 de febrero de 2013

Milhojas gratinado de patata y calabaza



Pocos ingredientes hacen falta para esta receta, tan sencilla que lo más "complicado" es pelar y filetear la calabaza. Es una tarea que no me gusta en absoluto pero está tan buena que bien vale el sacrificio. 

Eso pensé ayer cuando vi que las patatas se estaban poniendo malas. ¿Qué puedo cocinar...? En la nevera, media calabaza triste y sola. Iba a hacerla a la plancha pero había que aprovechar las patatas. ¿Una crema? Últimamente me gusta mucho masticar, se sienten más los sabores. 
Estupendo, entonces al horno todo... 

4 patatas 
1/2 calabaza (no de las de Halloween...) 
Queso parmesano rallado 
Aceite de oliva 
Sal marina 
Canela 
Romero 


Se pelan las patatas y la calabaza. Se filetean con un grosor de más o menos un centímetro. Se pone el horno a calentar a 200º. 

Mientras calienta, se unta una fuente de vidrio (de tenerla) con un poco de aceite. Se pone una capa de patata, una capa de calabaza y otra de patata. Se echa un poco de sal y de aceite. Se pone otra capa de calabaza y otra de patata. Se echa sal, tomillo, canela y aceite en ese orden. 

Al horno 30 minutos a 170º. 
Transcurrido ese tiempo, se echa el queso por encima y, con el horno en modo grill, se gratina durante 10 minutos. 

Cierto que lleva tiempo, entre preparación y horno, casi una hora, pero el trabajo que da es poco y el resultado estupendo y sanísimo. Dudé entre poner o no el queso pero una vez probado el resultado, me alegra haberlo incluido. 

¡Buen provecho!


sábado, 16 de febrero de 2013

Chocolate negro: 5 minutos, 3 ingredientes, sin cocción


Se me nubla hasta el objetivo de la cámara con este chocolate...

Esto parece un anuncio de la teletienda pero así es: cinco minutos, tres ingredientes y no se usa fuego.
Iba a indicar que es chocolate crudivegano pero entonces más de uno pararía ahí y no se molestaría en ver la receta. Y esta es para compartirla. Al no cocerse los ingredientes mantienen todos sus nutrientes.
Bueno, y si este no es un motivo, sí lo puede ser el antojo de chocolate. Con esta receta nos aseguramos de tomar un chocolate casero sin azúcar añadido y que no crea adicción.
Hoy estoy de un publicitario... tengo que ver menos televisión.

150 ml. de aceite de coco
50 grs. de cacao en polvo desgrasado y sin azúcar añadido
2 cucharadas soperas de sirope de ágave

Como estamos en invierno, lo primero es pasar a forma líquida el aceite de coco. En verano no haría falta. Para ello hay dos opciones: baño maría o radiador.
Al baño maría es bien fácil, solo hay que coger un cazo pequeño, poner agua hasta la mitad, calentar el agua a fuego medio o bajo y meter el tarro de aceite dentro. Nunca debe hervir.
Yo ultimamente uso la técnica radiador: cuando la calefacción está encendida pongo el tarro encima. Y a esperar. No hay peligro de que hierva pero tarda algo más de tiempo.
 
Volvamos al chocolate.
Con el aceite en estado líquido, se mezclan los tres ingredientes. Se remueve bien y se echa rápido sobre papel vegetal en un recipiente plano. Se envuelve con el mismo papel vegetal y se aplasta hasta dejarlo de un centímetro de grosor. Tal cual se ha envuelto, a la nevera.
En una hora ya está completamente sólido.
 
 
Cuando hice esta receta no sabía qué esperar. Ahora no puedo esperar para comer otro trozo de este chocolate, está espectacular. Y es tan sencillo...

¡Buen provecho!

 

lunes, 11 de febrero de 2013

Macarrones de espelta con calabaza



El estar tan metida en temas de alimentación y naturopatía me hace ver los alimentos con otros ojos. Admito que la pasta fresca italiana está mmmmm pero está hecha con harinas refinadas, algo que quiero ir quitando de mi dieta.
¿Alternativas? Muchas.
¿Están buenas? Para ser franca, hay de todo y a partir de ahora espero ir mostrando todas las opciones.

Para empezar una que está buenísima: la pasta integral de espelta. Sí, integrales, aunque no por mantener la línea... pero no estoy aquí para hablaros de salud si no de comer rico rico ;)
En cuanto a la calabaza, pura casualidad, una semana nos vino en la cesta ecológica que compramos y había que comerla.
Juntando todo ya tenemos un plato de pasta estupendo y saludable, aunque se incluya un poco de queso parmesano pero hay caprichos que se tienen que seguir tomando...
No incluyo medidas porque depende de la cantidad que se quiera y del número de comensales.

Macarrones integrales de espelta
Calabaza
Queso parmesano rallado
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Romero

Lo más laborioso, sin dudarlo, es pelar la calabaza. Mi método, que no sé si es el mejor, es cortar la calabaza en rodajas y a partir de ahí quitar la corteza externa. Se corta la calabaza en trozos no más grandes que los macarrones.
En una sartén antiadherente o en un wok se echan unas gotas de aceite y se deja calentar a fuego fuerte. Cuando esté bien caliente se echa la calabaza y se deja hacer pero sin abandonarla puesto que en cualquier momento se puede pegar. En cinco minutos está hecha, aunque todo depende de lo madura que esté.

Mientras tanto ya se habrán hecho los macarrones. En agua hirviendo con sal, aceite de oliva y romero, se cuece la pasta según indique en la bolsa, en principio unos siete minutos. Se escurre y se mezcla con los trozos de calabaza.
Se emplata, se añade más aceite de oliva al gusto y queso parmesano.

Algo sencillo, diferente y sobre todo muy bueno.

¡Buen provecho!

 

lunes, 4 de febrero de 2013

Berenjenas Szechuan: viajamos a China



Szechuan no es un estilo de cocción o una nueva técnica culinaria. Szechuan es una región de China cuya gastronomía se caracteriza por el picante.
El otro día estuve comiendo en el bar chino que hay en los bajos de la plaza España de Madrid. Para quien no lo conozca, merece la pena la incursión. Según los que han vivido en China, es comida auténtica, nada que ver con los restaurantes chinos que se encuentran por todas partes.

Volviendo a las berenjenas de hoy, no son tan auténticas como el mencionado bar pero están buenísimas y seguro que más próximas a la gastronomía china que lo que sirven en muchos restaurantes orientales.
 
2 berenjenas
2 dientes de ajo
1 cebolla mediana
2 cucharadas de salsa de soja
3 cucharadas de salsa de chile, tabasco o una guindilla seca
2 cucharadas de vino de arroz o de jerez seco
2 cucharadas de vinagre de arroz o de jerez
1 cucharada de azúcar integral de caña 
Aceite de oliva
2 centímetros de raís de jengibre fresco
Perejil
150 ml. de agua 

Si no estamos en temporada de berenjena, mejor pelarlas tras lavarlas. Se cortan en dados, igual que la cebolla. El ajo se pica pequeñito.

Se calienta el wok con un chorrito escaso de aceite y se echan el ajo, la cebolla y el jengibre rallado. Se saltean dos minutos y se añaden las berenjenas, que se dejan, siempre a fuego alto, durante tres minutos.

Se añade el tabasco o el chile picado, el vinagre, el vino, el azúcar y la salsa de soja. Se remueve bien durante un minuto más y se añade el agua.

Se deja que llegue a ebullición, se baja el fuego para que la berenjena quede tierna, unos cinco minutos, tras los cuales se sube el fuego de nuevo y se deja hasta que el líquido desaparezca. No hace falta estar pendiente, solo de vez en cuando para remover un poco. En unos 20 minutos debería de quedar casi seco.

Se sirve en un plato, adornando por encima con perejil picado.

Lleva un tiempo hacerlo pero no es complicado. Merece la pena probarlo.

¡Buen provecho!